El ozono, uno de los principales contaminantes atmosféricos, ha sido identificado como una causa importante de contingencias ambientales. Las elevadas concentraciones de ozono en el ambiente pueden desencadenar daños severos en la salud humana, incluyendo ardor de ojos, irritación del sistema respiratorio, empeoramiento del asma y enfermedades pulmonares crónicas, reducción de la función pulmonar y disminución de la esperanza de vida, así como daños en la piel.

Un reciente estudio realizado por la marca de tratamientos SkinCeuticals destaca cómo el ozono presente a nivel del suelo puede causar un envejecimiento prematuro de la piel, manifestado en forma de manchas, flacidez, rugosidad y deshidratación.

Según un artículo publicado por Medline Plus, existen dos tipos de ozono. El "bueno", presente en la estratosfera, protege a la Tierra de los rayos ultravioleta del sol. Sin este tipo de ozono, la exposición excesiva a la radiación UV aumentaría el riesgo de desarrollar cáncer de piel, cataratas y problemas en el sistema inmunológico.

Por otro lado, el "malo" es el ozono presente a nivel del suelo, formado cuando los contaminantes de los automóviles, fábricas y otras fuentes reaccionan químicamente con la luz solar. Principal componente del smog, este tipo de ozono puede provocar tos, irritación de garganta, asma, bronquitis, daños pulmonares permanentes y problemas en la piel, entre otros efectos nocivos para la salud.