Advierten sobre el uso indebido de información cerebral en la era de las neurotecnologías

Advierten sobre el uso indebido de información cerebral en la era de las neurotecnologías

Ante el avance acelerado de neurotecnologías que prometen tratar trastornos como la depresión o incluso implantar chips cerebrales para conectarse con computadoras, expertos en ciberseguridad advierten sobre los riesgos de entregar, sin cuestionamiento, datos biométricos y neurodatos a empresas tecnológicas.

Durante la conferencia “Del dato al cerebro: privacidad y seguridad en un mundo conectado”, la académica Anahiby Becerril Gil, de la Dirección General de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC) de la UNAM, advirtió que se ha normalizado el uso de tecnologías que recopilan rostro, voz, huella digital, iris y ahora también actividad cerebral, sin que el usuario conozca el destino ni uso de esa información.

“La ley nos protege; la tecnología debe servirnos a nosotros y no al revés”, afirmó Becerril Gil, especialista en ciberseguridad y derechos humanos.

La académica explicó que estos neurodatos —información obtenida del cerebro o sistema nervioso— están siendo capturados por dispositivos médicos y de entretenimiento, como los chips de Neuralink (EE.UU.) o las diademas de Flow Neuroscience (Suecia), que se promocionan como herramientas para estimular regiones del cerebro y aliviar síntomas de trastornos mentales.

Becerril subrayó que si los datos personales ya son considerados “el nuevo petróleo”, los neurodatos se perfilan como el “oro digital”. La preocupación central radica en que las personas no tienen control sobre los perfiles neuronales que pueden generarse a partir de esta información, ni certeza de si les beneficia o perjudica.

En México, el artículo 16 constitucional protege los datos personales en cualquier formato, y clasifica como “sensibles” aquellos relacionados con la intimidad, como la actividad cerebral, el ADN o las huellas digitales. Sin embargo, el uso creciente de dispositivos conectados a nuestro cuerpo y mente rebasa el campo técnico, incidiendo directamente en el ejercicio de los derechos humanos, señaló la experta.

Esto ha impulsado una nueva disciplina: la ciberneuroseguridad, promovida por la ONU, que busca establecer políticas y herramientas para resguardar la integridad, confidencialidad y disponibilidad de la información que recogen las neurotecnologías.

“No se trata de estar en contra de la innovación —aclaró Becerril Gil— sino de encontrar un balance entre los beneficios que recibimos y lo que entregamos a cambio.”

Finalmente, la investigadora insistió en la educación digital como primer paso para enfrentar estos retos, en un contexto donde los neurodatos ya no pertenecen a un escenario futuro, sino al presente inmediato.



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