El presidente de Rusia, Vladímir Putin, descartó la posibilidad de declarar un alto al fuego en el conflicto con Ucrania y rechazó categóricamente cualquier intento de diálogo directo con su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, a quien acusó de estar detrás de actos terroristas contra civiles en territorio ruso.

Durante una reunión con miembros de su gabinete, transmitida en vivo por la televisión estatal, Putin arremetió contra la cúpula del gobierno ucraniano, señalándola como responsable de recientes ataques en las regiones fronterizas de Briansk y Kursk, que dejaron un saldo de siete muertos y más de cien heridos. En dichos atentados, se descarrilaron dos trenes en lo que Moscú califica como acciones “intencionales y políticas”.

“La decisión sobre tales crímenes se tomó a nivel político. No fue solo una acción del Ejército o los servicios secretos; fue una orden del gobierno de Ucrania”, acusó Putin.

El mandatario ruso mostró un tono enfadado al referirse a una posible reunión con Zelenski, cuestionando la utilidad de sentarse con alguien “que apuesta por el terrorismo y no por la paz”.

“Piden cesar las acciones militares por 30 o 60 días. ¿Pero cómo celebrar una reunión con quien apuesta por el terror? ¿Quién conversa con terroristas?”, declaró.

Putin afirmó que una eventual tregua solo serviría para rearmar a Ucrania con apoyo occidental, reorganizar sus fuerzas y preparar nuevos ataques. Además, criticó que Kiev haya rechazado treguas humanitarias de corto plazo para recoger cuerpos en zonas de combate.

El Kremlin también presentó esta semana un memorándum de paz que exige a Ucrania el reconocimiento de la anexión rusa de cinco regiones (incluida Crimea), la renuncia a ingresar en bloques militares como la OTAN, la reducción de su ejército y la convocatoria de nuevas elecciones en un plazo de 100 días tras el levantamiento de la ley marcial. Kiev rechazó de inmediato estas condiciones.

A modo de respuesta, Ucrania lanzó la operación especial “Telaraña”, una ofensiva con drones que habría destruido varios bombarderos estratégicos rusos en al menos cinco aeródromos, dos de ellos en Siberia, según fuentes ucranianas.

Putin cerró su intervención acusando a Ucrania de convertirse en una “organización terrorista” y calificó a sus aliados occidentales como “cómplices” de dichos actos. También defendió al equipo negociador ruso encabezado por su asesor Vladímir Medinski y tachó al gobierno ucraniano de estar “podrido hasta el tuétano por la corrupción”.

Con las posiciones cada vez más polarizadas y una nueva escalada militar en curso, el conflicto en Ucrania entra en una fase de mayor tensión, sin señales claras de distensión diplomática.