Caminar es una de las formas más accesibles y efectivas para cuidar la salud, sin necesidad de equipo especial o instalaciones. Aunque por años se ha popularizado la idea de que se deben cumplir 10 mil pasos diarios para mantenerse saludable, esta cifra surgió de una campaña de marketing japonesa en los años 60 y no tiene un origen científico sólido.
Diversas investigaciones recientes han demostrado que caminar entre 6 mil y 8 mil pasos diarios ya está asociado con una reducción significativa en el riesgo de muerte prematura y el desarrollo de enfermedades crónicas como cardiopatías, diabetes tipo 2, hipertensión y obesidad.
Un estudio publicado en la revista JAMA Internal Medicine encontró que las personas que caminan alrededor de 7 mil pasos diarios reducen entre un 50% y 70% su riesgo de mortalidad en comparación con quienes caminan menos de 4 mil.
Las recomendaciones varían según la edad y condición física:
• Adultos jóvenes y de mediana edad (18-64 años): entre 7 mil y 10 mil pasos diarios.
• Adultos mayores (65 años o más): entre 6 mil y 8 mil pasos diarios.
• Niños y adolescentes: al menos 12 mil pasos diarios para acompañar su desarrollo activo.
Además de la cantidad, la intensidad también es importante. Caminar a paso ligero, con un ritmo que acelere el corazón, aporta beneficios adicionales para el sistema cardiovascular y el metabolismo.
Entre las sugerencias para incorporar más actividad están:
• Realizar caminatas de al menos 30 minutos diarios, incluso en varias sesiones.
• Integrar el caminar en actividades cotidianas, como usar escaleras o bajarse una parada antes del transporte.
• Utilizar aplicaciones o relojes inteligentes para monitorear y motivarse.
La clave no está en obsesionarse con alcanzar los 10 mil pasos, sino en mantenerse activo y hacer del caminar una práctica regular. Con tan solo 6 mil a 8 mil pasos diarios, es posible mejorar la salud y prevenir enfermedades a largo plazo.