Aunque en México la cerveza continúa siendo la protagonista de reuniones y fiestas, el vino ha comenzado a ganar espacio en las mesas de recreación. Sin embargo, más allá del gusto personal, surge una pregunta clave: ¿cuál de estas dos bebidas alcohólicas tiene más probabilidades de provocar un aumento de peso?

De acuerdo con especialistas en salud, ninguna bebida alcohólica puede considerarse benéfica para el cuerpo, especialmente cuando se consumen en exceso. La recomendación general es no sobrepasar los 40 gramos de alcohol al día, lo que equivale a aproximadamente 400 ml de vino tinto para los hombres y 300 ml para las mujeres. En el caso de la cerveza, la medida se extiende ligeramente a 700 ml para hombres y 400 ml para mujeres.

El problema central del alcohol en la dieta no solo es el nivel de alcohol en sí, sino el contenido calórico y de azúcares que muchas de estas bebidas contienen. Por ejemplo, el vino aporta 78 calorías por cada 100 gramos, mientras que la cerveza ofrece 33 calorías por la misma cantidad. Esto implica que, en iguales cantidades, el vino tiene un impacto calórico mayor que la cerveza.

No obstante, la frecuencia y volumen de consumo cambia la ecuación. Mientras una copa de vino suele limitarse a 150 ml, una cerveza común puede ser de 355 ml o más, y es común consumir varias en una sola ocasión. Así, aunque el vino sea más calórico en proporción, el consumo desmedido de cerveza podría llevar a un mayor incremento calórico en la práctica.

Los expertos subrayan la importancia de mantener una moderación constante en el consumo de alcohol. Independientemente de la bebida elegida, lo más importante es respetar los límites recomendados y tener en cuenta el contexto general de salud y dieta de cada persona.